lunes, 13 de julio de 2020

Comunismo: “Pestífero mal que promueve una guerra satánica contra Dios”

Congregación para la Doctrina de la Fe:
•Prohibición formal de cooperar con partidos comunistas. Excomunión latae sententiaea
(Denzinger-Hünermann 3865. Decreto del Santo Oficio, 28 de junio (1 de julio) de 1949)



 Black lives Matter está basado  en la mentira


 Black Lives Matter (BLM) se opone a la enseñanza católica en prácticamente todas sus creencias. Tampoco ayuda a la comunidad negra. 


Black Lives Matter es un grupo marxista financiado por George Soros, que promueve el aborto y la homosexualidad.

 


Grupos subversivos Marxistas incendian iglesias 

Michael Hichborn, del Instituto Lepanto, escribió en FaceBook.com sobre el incendio en la iglesia de la FSSP:
“Si se tratara de una iglesia negra, una mezquita, una sinagoga o un club nocturno homosexual, habría disturbios, sentimientos sin parar por parte de las celebridades, discursos enérgicos de políticos, llamamientos a reformas legislativas para prevenir este tipo de odio, canciones y videos de apoyo, vigilias a la luz de las velas y una torpe carrera de los obispos de Estados Unidos para emitir declaraciones condenando tales actos vergonzosos”.


Pestífero mal que promueve satánica guerra contra Dios

Valiéndose de tantas dificultades económicas y desordenes morales, los enemigos del orden social, se denominen “comunistas” o con cualquier otro nombre —y este es el más pestífero mal de nuestro tiempo— audazmente se empeñan en romper todos los lazos de la ley divina o de la humana, en combatir abiertamente o en secreto luchando ferozmente contra la religión, contra Dios mismo, desarrollando el diabólico programa de extirpar del corazón de todos, hasta de los niños, todo sentimiento religioso, porque saben muy bien que sacando del corazón de la humanidad la fe en Dios, ellos pueden hacer todo lo que desean. Así vemos hoy lo que nunca ha sido visto por la Historia: la satánica bandera de la guerra contra Dios y a la religión desplegada en medio de todos los pueblos y por toda la tierra. (Pío XI. Enciclica Caritate Christi compulsi, 3 mayo de 1932) 

El Marxismo le ha declarado la guerra a Dios, a la Familia y a los dogmas de la Iglesia




Es una traición colaborar con los enemigos declarados de la Iglesia:
El mismo Pío IX dirigió al presidente y socios del Círculo de San Ambrosio de Milán el 6 de marzo de 1873, el siguiente mensaje:


“Si bien los hijos del siglo son más astutos que los hijos de la luz, serían sin embargo menos nocivos sus fraudes y violencias, si muchos que se dicen católicos no les tendiesen una mano amiga. Porque no faltan personas que, como para conservarse en amistad con ellos, se esfuerzan en establecer estrecha sociedad entre la luz y las tinieblas, y mancomunidad entre la justicia y la iniquidad, por medio de doctrinas que llaman católico-liberales, las cuales basadas sobre principios perniciosísimos adulan a la potestad civil que invade las cosas espirituales, y arrastran los ánimos a someterse, o a lo menos, a tolerar las más inicuas leyes, como si no estuviese escrito: ninguno puede servir a dos señores. Estos son mucho más peligrosos y funestos que los enemigos declarados, ya porque sin ser notados, y quizá sin advertirlo ellos mismos, secundan las tentativas de los malos, ya también porque se muestran con apariencias de probidad y sana doctrina, que alucina a los imprudentes amadores de conciliación, y trae a engaño a los honrados, que se opondrían al error manifiesto.
El Syllabus del mismo Papa Pío IX condenó la proposición (LXXX) que decía que la Iglesia -a través del Romano Pontífice- debía reconciliarse con el liberalismo.



El comunismo ha sido condenado por rechazar la sabiduría del Evangelio y reciclar el paganismo:
En algunas regiones, como todos saben, el mal ha llegado a tal punto que, incluso, destruye el propio derecho de la propiedad privada, colocando en común todas las cosas. […] despreciando la luz de la sabiduría evangélica, se esfuerzan por resucitar los errores paganos y sus maneras de vivir. […] Y mientras lanzan al desprecio la esperanza de los bienes celestiales, incitan los hombres a conseguir, incluso usando medios ilícitos, una felicitad terrena totalmente falsa, empujándolos a la disolución del orden social, suscitando desórdenes, rebeliones cruentas e incluso la conflagración del la guerra civil. (Papa Pío XI. Enciclica Ingravescentibus malis, 29 de septiembre de 1937)


El comunismo cambia de táctica y atrae las muchedumbres ocultando sus verdaderas intenciones
Al principio, el comunismo se manifestó tal cual era en toda su criminal perversidad; pero pronto advirtió que de esta manera alejaba de sí a los pueblos, y por esto ha cambiado de táctica y procura ahora atraerse las muchedumbres con diversos engaños, ocultando sus verdaderos intentos bajo el rótulo de ideas que son en sí mismas buenas y atrayentes.
Por ejemplo, viendo el deseo de paz que tienen todos los hombres, los jefes del comunismo aparentan ser los más celosos defensores y propagandistas del movimiento por la paz mundial; pero, al mismo tiempo, por una parte, excitan a los pueblos a la lucha civil para suprimir las clases sociales, lucha que hace correr ríos de sangre, y, por otra parte, sintiendo que su paz interna carece de garantías sólidas, recurren a un acopio ilimitado de armamentos. De la misma manera, con diversos nombres que carecen de todo significado comunista, fundan asociaciones y publican periódicos cuya única finalidad es la de hacer posible la penetración de sus ideas en medios sociales que de otro modo no les serian fácilmente accesibles; más todavía, procuran infiltrarse insensiblemente hasta en las mismas asociaciones abiertamente católicas o religiosas. En otras partes, los comunistas, sin renunciar en nada a sus principios, invitan a los católicos a colaborar amistosamente con ellos en el campo del humanitarismo y de la caridad, proponiendo a veces, con estos fines, proyectos completamente conformes al espíritu cristiano y a la doctrina de la Iglesia. En otras partes acentúan su hipocresía hasta el punto de hacer creer que el comunismo, en los países de mayor civilización y de fe más profunda, adoptará una forma más mitigada, concediendo a todos los ciudadanos la libertad de cultos y la libertad de conciencia. Hay incluso quienes, apoyándose en algunas ligeras modificaciones introducidas recientemente en la legislación soviética, piensan que el comunismo está a punto de abandonar su programa de lucha abierta contra Dios. (Pío XI. Encíclica Divini Redemptoris, n. 58-59, 19 de marzo de 1937)

Caridad sin justicia no pasa de un mero simulacro de caridad
Pero la caridad no puede atribuirse este nombre si no respeta las exigencias de la justicia, porque, como enseña el Apóstol, quien ama al prójimo ha cumplido la ley. El mismo Apóstol explica a continuación la razón ele este hecho: pues “no adulterarás, no matarás, no robarás…”, y cualquier otro precepto en esta sentencia se resume: “Amarás al prójimo como a ti mismo” (Rom 13, 8-9). Si, pues, según el Apóstol, todos los deberes, incluso los más estrictamente obligatorios, como el no matar y el no robar, se reducen a este único precepto supremo de la verdadera caridad, una caridad que prive al obrero del salario al que tiene estricto derecho no es caridad, sino nombre vano y mero simulacro de caridad. No es justo tampoco que el obrero reciba como limosna lo que se le debe por estricta obligación de justicia; y es totalmente ilícita la pretensión de eludir con pequeñas dádivas de misericordia las grandes obligaciones impuestas por la justicia. La caridad y la justicia imponen sus deberes específicos, los cuales, si bien con frecuencia coinciden en la identidad del objeto, son, sin embargo, distintos por su esencia; y los obreros, por razón de su propia dignidad, exigen enérgicamente, con todo derecho y razón, el reconocimiento por todos de estos deberes a que están obligados con respecto a ellos los demás ciudadanos. (Pío XI. Encíclica Divini Redemptoris, n. 50, 19 de marzo de 1937)


Black Lives Matter ha participado en las reuniones de Bergoglio

Dios castiga a quienes fortalecen las manos de los malos. (Jueces 9:24) 

Roguemos pues a San José que nos ayude en esta batalla final por defender las Leyes de Dios, a nuestras familias y los dogmas de nuestra Iglesia católica.

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