sábado, 3 de septiembre de 2022

San Pío X nos advirtió sobre la falsa iglesia bergogliana: Se llamaban a sí mismos reformadores, pero eran corruptores



San Pío X: "Hay un gran movimiento de apostasía que se está organizando en todos los países para el establecimiento de una Iglesia Unica Mundial que no tendrá dogmas, ni jerarquía, ni disciplina para la mente, ni freno para las pasiones, bajo el pretexto de la libertad y de la dignidad humana



Se llamaban a sí mismos reformadores, pero eran corruptores.
Esta admirable influencia de la Divina Providencia en la obra de restauración promovida por la Iglesia se manifiesta espléndidamente en el siglo que vio surgir, para vigor de los buenos, a san Carlos Borromeo. En este tiempo, bajo el yugo de las pasiones, el conocimiento de la verdad estaba casi enteramente adulterado y oscurecido; la lucha contra los errores fue continua; y la sociedad humana, yendo de mal en peor, parecía correr hacia el abismo. En medio de estos flagelos surgieron hombres orgullosos y rebeldes, enemigos de la cruz de Cristo, hombres de sentimientos terrenales, cuyo dios es el vientre (cf. Flp 3,19)
Tales hombres, aplicándose, no a corregir costumbres, sino a negar dogmas, multiplicaron los desórdenes, aflojaron para sí y para otros los frenos del libertinaje; o bien, despreciando la dirección autoritaria de la Iglesia y halagando las pasiones de los príncipes y de las personas más corruptas, subvirtieron de manera casi tiránica su doctrina, su constitución, su disciplina. Entonces – imitando a los malvados a los que se dirige la amenaza: “¡Ay de vosotros, que llamáis a lo bueno malo y a lo malo bueno” (Is 5,20)–, llamaron reforma a ese tumulto de rebelión y a esa perversión de la ley, y se autodenominaron reformadores. En realidad, no obstante, eran corruptores. […]




Los reformadores a los que se opuso Carlos Borromeo no pensaron en estas cosas; tenían la intención de reformar la fe y la disciplina a su antojo. Tampoco son mejores las pretensiones de los reformadores modernos contra los cuales debemos luchar, venerables hermanos. Estos también subvierten la doctrina, las leyes y las instituciones de la Iglesia, llevando siempre en los labios el grito de la cultura y la civilización, no porque se lo tomen a pecho, sino porque con palabras tan imponentes pueden ocultar más fácilmente sus malas intenciones.

 

¿Cuáles son, de hecho, sus objetivos, sus tramas y qué caminos pretenden tomar? Ninguno de vosotros los ignora, y sus designios ya han sido denunciados y condenados por nosotros. Proponen una apostasía universal de la Fe y la disciplina de la Iglesia; apostasía peor que la antigua, que puso en peligro el siglo de Carlos Borromeo, por cuanto más astutamente serpentea por las venas mismas de la Iglesia, y saca más sutilmente consecuencias extremas de sus erróneos principios.

Los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas. 

La doctrina católica nos enseña que el primer deber de la caridad no está en la tolerancia de las opiniones erróneas, por muy sinceras que sean, ni en la indiferencia teórica o práctica ante el error o el vicio en que vemos caídos a nuestros hermanos, sino en el celo por su mejoramiento intelectual y moral no menos que en el celo por su bienestar material.
Nos no tenemos que demostrar que el advenimiento de la democracia universal no significa nada para la acción de la Iglesia en el mundo; hemos recordado ya que la Iglesia ha dejado siempre a las naciones la preocupación de darse el gobierno que juzguen más ventajoso para sus intereses. Lo que Nos queremos afirmar una vez más, siguiendo a nuestro predecesor, es que hay un error y un peligro en enfeudar, por principio, el catolicismo a una forma de gobierno; error y peligro que son tanto más grandes cuando se identifica la religión con un género de democracia cuyas doctrinas son erróneas.
No tomen de la retórica de los peores enemigos de la Iglesia, y del pueblo un lenguaje enfático y lleno de promesas tan sonoras como irrealizables; persuádanse que la cuestión social y la ciencia social no nacieron ayer; que en todas las edades la Iglesia y el Estado concertados felizmente suscitaron para el bienestar de la sociedad organizaciones fecundas; que la Iglesia que jamás ha traicionado la felicidad del pueblo con alianzas comprometedoras, no tiene que desligarse de lo pasado, antes le basta anudar, con el concurso de los verdaderos obreros de la restauración social, los organismos rotos por la revolución, y adaptarlos, con el mismo espíritu cristiano de que estuvieron animados, al nuevo medio creado por la evolución material de la sociedad contemporánea, porque los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas.
San Pío X, en Notre Charge Apostolique, 1910.

EL PAPA SAN PÍO X ALERTA SOBRE LOS HEREJES MODERNISTAS INFITRADOS EN LA IGLESIA Y NOS ADVIERTE QUE DEBEMOS QUITARLES LAS MÁSCARAS 

"No es menester ir a buscar a los fabricadores de errores entre los enemigos declarados; se ocultan y esto es precisamente objeto de grandísima ansiedad y angustia, en el seno mismo y dentro del corazón de la Iglesia. Enemigos a la verdad tanto más perjudiciales cuanto no se declaran como tales. Sí. Hablamos, Venerables Hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más deplorable, hasta sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios en Filosofía y Teología, e impregnados por el contrario, hasta la médula de los huesos de venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del Catolicismo, se jactan, a despecho de todo sentimiento de modestia, de restauradores de la Iglesia...Porque, en efecto, como ya se notó, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera sino desde dentro; en nuestros días el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas, y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia...Tiempo es de arrancar la máscara a esos hombres y mostrarlos a la Iglesia entera tales cuales son en realidad...Modernistas: así se los llama vulgarmente y con mucha razón".


Renuévate para discernir la voluntad de Dios

En efecto, la Iglesia, sabiendo bien cuánto son propensos al mal los sentimientos y los pensamientos humanos (cf. Gn 8, 21), no cesa de luchar contra los vicios y los errores, para que el cuerpo de pecado sea destruido y dejemos de ser esclavos del pecado (cf. Rom 6, 6).

En esta lucha, como la Iglesia es su propia maestra, guiada por la gracia infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, adopta la regla de pensar y actuar (de San Pablo) el doctor de los gentiles: “renovaos en vuestro espíritu y en vuestra mente” (Ef 4,23); y “no os conforméis a este siglo, sino transformaos por la renovación de vuestro espíritu, para que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios, y lo que es bueno, y lo que le agrada, y lo que es perfecto (Rom 12,2).




 
San Pío X advierte: “Vigilad oh sacerdotes, a que por vuestra falta, la doctrina de Jesucristo, no pierda el aspecto de su integridad. Conservad siempre la pureza y la integridad de la doctrina, en todo lo que concierne a los principios de la fe, a las costumbres y a la disciplina; (…) Muchos no comprenden el cuidado celoso y la prudencia que se debe tener para conservar la pureza de la doctrina. Les parece natural y casi necesario que la Iglesia abandone algo de esta integridad; les parece intolerable que en medio de los progresos de la ciencia, únicamente la Iglesia pretenda permanecer inmóvil en sus principios. Tales olvidan, la orden del apóstol: ‘Te ordeno delante de Dios que da la vida a todas las cosas y delante de Jesucristo que ha dado testimonio bajo Poncio Pilato, te ordeno observar este mandato (la doctrina que había él enseñado) inmaculado, intacto, hasta la venida de Nuestro Señor Jesucristo’. Cuando esta doctrina no pueda más guardarse incorruptible y que el imperio de la verdad no sea ya posible en este mundo, entonces el Hijo de Dios, aparecerá una segunda vez. Pero hasta ese último día, debemos mantener intacto el depósito sagrado y repetir la gloriosa declaración de San Hilario: ‘Más vale morir en este siglo que corromper la castidad de la verdad’ “. (Jérome Dal-Gal, PÍE X, 1953, p.107-108).

San Pío X: “Abajarse ante los enemigos de la Iglesia es una culpable omisión pastoral”



NO ES POSIBLE COMPLACER SIMULTÁNEAMENTE A DIOS Y AL MUNDO

"Aplíquese tu corazón a la doctrina y tus oídos a las máximas de sabiduría". Prov. XXIII,12

“Están, pues, gravemente equivocados los que creen posible y esperan para la Iglesia un estado permanente de plena tranquilidad, de prosperidad universal, y un reconocimiento práctico y unánime de su poder, sin contradicción alguna; pero mucho peor es el error de aquellos que se engañan pensando que alcanzarán esa paz efímera mediante la disimulación de los derechos e intereses de la Iglesia, sacrificándolos a intereses privados, disminuyéndolos injustamente, complaciendo al mundo, “que está todo puesto bajo el maligno” (1 Jn. 5, 19), con el pretexto de captar la simpatía de los fautores de novedad y atraerlos a la Iglesia, como si fuera posible una composición o acuerdo entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y Belial.

“Son éstos, sueños de enfermos, alucinaciones que siempre han ocurrido y ocurrirán mientras haya soldados cobardes, que arrojen las armas a la sola presencia del enemigo, o traidores que pretendan a todo costo hacer las paces con el enemigo, que es el enemigo irreconciliable de Dios y de los hombres”. 

(Papa San Pío X, Encíclica Communium Rerum, del 21 de abril de 1909).






«Sí, estamos en una época en la que muchos enrojecen al confesarse católicos... en nuestros días más que nunca, la fuerza de los malos es la cobardía y debilidad de los buenos, y todo el nervio del reino de Satán reside en la blandura de los cristianos.
¡Oh! Si se me permitiera, como lo hizo en espíritu Zacarías, preguntar al Señor: «¿Qué son esas llagas en medio de tus manos?», no cabría duda sobre la respuesta: «Me han sido infligidas en casa de los que me amaban», por mis amigos que nada han hecho por defenderme y que, al contrario, se han hecho cómplices de mis adversarios. Y de este reproche que merecen los cristianos pusilánimes e intimidados de todas partes, no puede escaparse un número grande de cristianos de Francia.». Discurso pronunciado por el papa San Pío X el 13 de diciembre de 1908, después de la lectura de los decretos de beatificación de Juana de Arco, Juan Eudes, Francisco de Capillas y Teófano Vénard y sus compañeros.




Oh Dios, que para defender la fe católica y restaurar todas las cosas en Cristo, has llenado al Sumo Pontífice San Pío X de celeste sabiduría  y apostólica fortaleza; concede propicio que siguiendo sus enseñanzas y ejemplos, haciendo a un lado los respetos humanos, defendamos también nosotros nuestra fe contra los enemigos internos de la Iglesia -los modernista- que con valentía y firmeza denunció  este gran santo en su encíclica Pascendi Dominici Gregis y consigamos los premios eternos. Por el mismo  Señor Nuestro Jesucristo, tu hijo que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. 


martes, 30 de agosto de 2022

La doctrina anticatólica de Bergoglio contradice a Santa Rosa de Lima quien defendió la Eucaristía contra los herejes protestantes y se preocupó por la conversión de los indígenas

 Hoy día los bergoglianos perseguirían y ridiculizarían a Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima, ora pro nobis


 


Santa Rosa de Lima es el modelo de mujer cristiana que los radicales liberales y las feministas odian.


Defensora de la Eucaristía, misionera e hija ejemplar de la Contrareforma
Cuando los calvinistas holandeses se aproximaron a las costas del Callao en julio de 1615 cundió la alarma en Lima y mientras los frailes dominicos fueron a tomar las armas, el Santísimo Sacramento quedó sin protección alguna en la Iglesia de Santo Domingo. Entonces, Rosa, ... se remangó las mangas y cortó los hábitos “para con más ligereza poder subir al altar” proponiéndose “luchar y morir por el divino Sacramento”.
 
Subiré sobre el altar y allí expondré mi cuerpo como un escudo, para que reciba los golpes y las heridas que tiraren los herejes al cuerpo de mi Señor Jesucristo, sin apartarme un punto, hasta que pasado por muchas partes el cuerpo con las picas y alabardas de los impíos enemigos de la fe, caiga muerta en el altar. Yo rogaré a los herejes que no me quiten de un golpe la vida, sino que poco a poco me vayan desmembrando y me vayan haciendo menudos pedazos y dividiendo cada miembro en pequeñas partículas, con el fin de que todo el tiempo que en esto se ocuparen se detengan en ejecutar las injurias, que temo ¡ay de mi! han de hacer después a mi dulce Esposo (ibíd., 279).



Ilustración del libro <<Rosa Limensis>>, del Dr. Ramón Mujica Pinilla

Santa Rosa de Lima y la defensa de la Eucaristía contra el Islam.
 
El lazo negro alude a la mentira, lo falso, lo oscuro y lo diabólico del Islam. Esta falsa religión, se expande a golpe de espada y derramando sangre. La sangre está aludida en el lazo rojo. El color Negro es <<ausencia de luz>>. El Islam se funda en una mentira. Lo negro y lo opaco, se oponen al Esplendor de la Verdad. Satanás es el padre de la mentira. Su operario es Mahomaque, que siembra y difunde el embuste como Falso Profeta. Todo esto, se deduce por oposición a Cristo: <<Verdadero Dios, y Verdadero Hombre>>. <<Príncipe de Paz>>. <<Verdadera Comida, y Verdadera Bebida>>. Ausencia de luz, vs el resplandor del Sol Eucarístico.
Se entiende que los moros enlazan a la Eucaristía para arrojarla al piso. Por eso, el ostensorio es sostenido en alto por Santa Rosa. El Rey con una mano le da firmeza, y con la otra defiende.
Con sus oraciones y sacrificios favoreció la evangelización de indios y negros. Recogió limosnas para que los jóvenes  pobres se formaran como seminaristas. A veces era ayudada por San Martín de Porres.






Santa Rosa también se preocupó por la conversión  de los indígenas para que abandonaran la idolatría y se salvaran.


“Ella ofreció estos azotes por sus propios pecados, como

ella llamó a sus pequeños defectos, por los de los demás,

y por apartar la desgracia de la Iglesia

y la raza humana también para atraer la

bendición de Dios a su país, por la conversión de

idólatras, y por los moribundos y las almas en


Purgatorio ”Libro" La Flor del Nuevo Mundo "


La hermana Mary Alphonsus, O.SS.R escribió sobre ella:
“Rosa oraba continuamente y ofrecía sus sufrimientos por la conversión de los incas idólatras. En 1615, a través de sus oraciones, el Santísimo Sacramento y la gente de Lima se salvaron del ataque de piratas salvajes. Santa Rosa era amiga y confidente de San Martín de Porres, quien vivía en la misma ciudad. Sus vivencias místicas provocaron una indagación eclesiástica ”.
 
 
 
     El heresiarca Bergoglio en cambio  pide “el debido respeto a los pueblos indígenas, cuya identidad y existencia están amenazadas”


Bergoglio violando el primer Mandamiento se dejo conjurar por una indígena  chamana.

 

“Lo que daría yo por anunciar el Evangelio. Iría a través de las ciudades predicando penitencia con los pies descalzos, el crucifijo en la mano y el cuerpo cubierto de un cilicio espantoso. Caminaría durante la noche gritando: Abandonad vuestras iniquidades. ¿Hasta cuándo seréis como rebaños atolondrados? Huid de los eternos castigos: pensad que sólo hay un instante entre la vida y el infierno”. Santa Rosa de Lima.

Bergoglio en repetidas ocasiones se ha burlado de la santidad, de la mortificación y de la oración, tanto que le recopilaron sus bulas, en un pequeño libro de insultos.



 
 


 
 
Profecía de San Francisco de Asís: 
Aquellos que preserven su fervor y se adhieran a la virtud con amor y celo por la verdad, han de sufrir injurias y persecuciones; serán considerados como rebeldes y cismáticos, porque sus perseguidores, empujados por los malos espíritus, dirán que están prestando un gran servicio a Dios mediante la destrucción de hombres tan pestilentes de la faz de la tierra. Pero el Señor ha de ser el refugio de los afligidos, y salvará a todos los que confían en Él. Y para ser como su Cabeza, estos, los elegidos, actuarán con esperanza, y por su muerte comprarán para ellos mismos la vida eterna; eligiendo obedecer a Dios antes que a los hombres, ellos no temerán nada, y han de preferir perecer antes que consentir en la falsedad y la perfidia.
Algunos predicadores mantendrán silencio sobre la verdad, y otros la hollarán bajo sus pies y la negarán. La santidad de vida se llevará a cabo en medio de burlas, proferidas incluso por aquellos que la profesarán hacia el exterior, pues en aquellos días Nuestro Señor Jesucristo no les enviará a éstos un verdadero Pastor, sino un destructor.








Bergoglio, durante la burla del Via Crucis en Polonia, blasfemó  diciendo: “La vía de la cruz no es un hábito sadomasoquista.”




Palabras del Salvador a Santa Rosa de Lima:
«Que todos sepan que la tribulación va seguida de la gracia; que todos se convenzan que sin el peso de la aflicción no se puede llegar a la cima de la gracia; que todos comprendan que la medida de los carismas aumenta en proporción con el incremento de las fatigas. Guárdense los hombres de pecar y de equivocarse: ésta es la única escala del paraíso, y sin la cruz no se encuentra el camino de subir al cielo».
  

En cambio Bergoglio enseña  todo lo contrario :
«Nos hará bien volver a decirnos unos a otros: “¡pecador sí, corrupto no!”, y decirlo con miedo, no sea que aceptemos el estado de corrupción como un pecado más» (Jorge M. Bergoglio –  Corrupción y pecado – 8 de diciembre de 2005 repetido en Noviembre del 2013)


Blasfemia de Bergoglio:«Si uno no peca, no es un hombre.»


Santa Rosa de Lima jamás cometió ningún pecado:
El 10 de agosto de 1616, a los 24 años, Santa Rosa vistió el hábito negro y blanco de la Tercera Orden de Santo Domingo. Desde entonces todavía progresó más a pasos de gigante por el camino de la perfección. Depuso su confesor "que jamás, ni de día ni de noche, perdía la presencia de Dios en su corazón y que su alma nunca fue mancillada por el pecado venial".

Los pecadores e inicuos son enemigos de su propia vida.
Tobías, 12:10


Bergoglio incluso se atreve a repetir sus  blasfemias porque tampoco entiende el significado redentor del sufrimiento y como Bergoglio no cree en un Dios católico tampoco en sus santos. 


 
 Heresiarca Bergoglio: "¿Por qué sufre un niño? No lo sé: es un misterio para mí – ¿Por qué sufren los niños? Recién cuando el corazón alcanza a hacerse la pregunta y a llorar, podemos entender algo. Y no hay explicaciones. No tengáis miedo de desafiar al Señor: ¿Por qué?"
 
 
 

 

“Nunca pensé que una persona tuviera que sufrir tanto, tanto como lo que yo estoy sufriendo. Pero Jesucristo me concede valor para soportarlo todo”.
Santa Rosa de Lima




“Si ustedes supieran lo hermosa que es un alma sin pecado, estarían dispuestos a sufrir cualquier martirio con tal de mantener el alma en gracia de Dios”.
Santa Rosa de Lima


“Oíd pueblos, oíd, todo género de gentes: de parte de Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones; hay necesidad de trabajos y más trabajos, para conseguir la participación íntima de la divina naturaleza, la gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del alma”.
Santa Rosa de Lima


Mateo 5:8
Bienaventurados los que tienen puro su corazón, porque ellos verán a Dios.


Mateo 16:24
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y cargue con su cruz, y sígame.

 
 
 
San Gregorio Magno, homiliae in Hiezechihelem prophetam, hom. 10
Se niega a sí mismo aquel que reforma su mala vida y comienza a ser lo que no era y a dejar de ser lo que era.
 
 
 

miércoles, 17 de agosto de 2022

El caso es irrefutable: Bergoglio es un antipapa

 



Francisco: ¿El primer antipapa en siglos?
El caso es irrefutable, e infalible, de que él es un antipapa.

Viernes Agosto 5, 2022 Matthew Hanley

Traducción: Religión la Voz Libre

Es bien sabido que los católicos de mentalidad ortodoxa han sentido una considerable consternación con Jorge Mario Bergoglio, conocido por el mundo como el Papa Francisco. En un tema tras otro, año tras año, los católicos han tenido muchas ocasiones de sentirse perplejos, alarmados y alienados, con razón.


Por ejemplo, su posicionamiento sobre la cuestión de las segundas nupcias y la comunión, o sus ataques punitivos a la liturgia tradicional.  Aunque los no católicos puedan ser indiferentes a estas cuestiones, cualquier persona de buena voluntad también se sentiría preocupada por su ignorante postura ante el Islam, su inclinación hacia el Partido Comunista Chino, su sumisión a los globalistas (cuyo "nuevo orden mundial" aprueba), etc.


No olvidemos tampoco su acomodación a la pederastia sacerdotal durante sus días en Argentina y, como Papa, su calculada asociación y elevación de prelados conocidos por sus propias desviaciones igualmente atroces. Resulta desconcertante que apenas tenga mala prensa al respecto. Los señores de nuestra sociedad, normalmente dispuestos a aprovechar cualquier ocasión para atacar al cristianismo, se han abstenido curiosamente de atacar su historial -¡el del Papa! - que no hayan visto esta gran diana es digno de reflexión. Evidentemente, este Papa está fuera de los límites. Después de todo, Bergoglio es su hombre, no el "Vicario de Cristo", un título que él mismo ha archivado de forma reveladora.


Pero catalogar todas sus fechorías y desviaciones del depósito de la fe, y del sentido común y la decencia común, no es mi objetivo aquí. Mi intención es mencionar brevemente un par de reservas que circulan sobre la legitimidad del papado de Francisco - y compartir una conclusión firme a la que llegué inesperadamente y con retraso sobre Bergoglio.


Muchos católicos se han preguntado: ¿es Francisco un hereje? Varios académicos y religiosos muy respetados lo han afirmado formalmente.  Si algún Papa fuera realmente un hereje explícito, perdería automáticamente el papado y se colocaría fuera del redil cristiano.  Tengo algunos puntos de vista sobre el tema, pero quiero distinguir explícitamente la cuestión de la herejía con la conclusión a la que he llegado sobre Bergoglio - porque no depende de ningún tema en particular, ni de ninguna de sus declaraciones o acciones.


También está el asunto de la Mafia de San Gall, un grupo de cardenales de alto rango que se oponen vehementemente a Benedicto XVI, llamado así por la ciudad de Suiza donde se reunían regularmente. Según una reciente autobiografía del difunto cardenal belga Daneels, uno de sus miembros, maniobraron de antemano para instalar a Bergoglio. Tales maquinaciones manipuladoras, de ser ciertas, invalidarían automáticamente el resultado del cónclave.


Ambas cuestiones parecen ser enormes banderas rojas, pero incluso pueden ser dejadas de lado, porque hay una consideración más germana - una que me llevó a creer, con certeza moral, que Bergoglio no es realmente el Papa.   


Es un antipapa porque Benedicto XVI no renunció válidamente al cargo papal como exige el Derecho Canónico, cuya versión más reciente de 1983 él mismo ayudó a elaborar.  Por lo tanto, nunca debería haber habido un cónclave tras su sorprendente anuncio del 11 de febrero de 2013 conocido como la Declaratio. Este sería el caso incluso si alguien que no fuera Bergoglio hubiera sido elegido, e incluso si Bergoglio no hubiera hecho y dicho todas las cosas que ha hecho y dicho.


Esta es mi conclusión. He aquí cómo he llegado a ella.


Al tratar de dar sentido a las posiciones ambiguas o problemáticas de Bergoglio, me incliné -como muchos otros- a concederle el beneficio de la duda; a centrarme más bien en dar crédito a las cosas que expresaba y que eran coherentes con el depósito de la fe que cualquier Papa está encargado de custodiar y transmitir; a dejar que las cosas se resolvieran por sí solas con el tiempo. 


Así que no me preocupé por ninguna cuestión sobre la legitimidad del propio pontificado bergogliano. Nunca se me pasó por la cabeza.


Con el paso del tiempo, escuché algunos comentarios sobre la posibilidad de que Bergoglio fuera un antipapa, pero nunca pensé en ello.  Después de todo, me dije, ¿no hay gente que dice que Juan Pablo II tampoco era realmente el Papa? ¿Que la Santa Sede está vacante desde 1958?  ¿No sería demasiado arriesgado tratar de navegar por todo ese campo de minas?


Se me ocurren otros pensamientos: hay tantas cosas en Internet, ¿cómo se puede estar seguro de lo que es fiable y lo que no? Y si Bergoglio es un antipapa, ¿por qué nadie de la jerarquía ha dado la voz de alarma?


Y si me ocupara de la cuestión, ¿no sería "cismático" -al menos potencialmente-; evidentemente era un pensamiento incómodo, pero que llegué a considerar demasiado deferente y, en última instancia, evasivo.  (Sospecho que un noble pero falible impulso hacia la lealtad puede explicar en parte por qué los medios católicos han tendido a mantenerse al margen de este asunto). Después de todo, si investigar esto es de algún modo anticatólico, ¿cómo se identificó a los anteriores antipapas? 




Así que un día me dije: Voy a investigar. Voy a leer lo que dicen las personas que afirman que Bergoglio es un antipapa, y voy a evaluar sus argumentos.  No su personalidad o su estilo de escritura, ni su posición dentro de la "sociedad" o de la Iglesia, sino el sentido de sus argumentos.  Y eso es lo que hice. 

En primer lugar, me sorprendió un poco saber que, inmediatamente después de la Declaratio de Benedicto XVI (a los pocos días), destacados latinistas, canonistas, filósofos, teólogos y periodistas señalaban errores significativos en el texto latino que Benedicto XVI había pronunciado. ¿Estos errores anulan siempre un acto jurídico? Posiblemente no. Pero digamos que ya en aquel momento levantó ampollas.

Sin embargo, lo más significativo es que me sorprendió la sencillez y la persuasión de la afirmación de que, desde un punto de vista objetivo, la Declaratio de Benedicto XVI no constituye adecuadamente una renuncia papal válida según lo estipulado por el derecho canónico. Si no se cumplen los requisitos canónicos pertinentes en el acto de renuncia comunicado, ninguna otra circunstancia (por ejemplo, "todo el mundo acepta ahora a Bergoglio como Papa"), acontecimiento (por ejemplo, un cónclave) o racionalización, sea cual sea la que se exponga, puede validarlo. En el fondo, es realmente así de simple. 

Es realmente digno de mención (y mortificante) que nadie afiliado al cónclave posterior pidiera una investigación sobre este asunto en su momento.  Habría sido prudente y, de hecho, necesario, precisamente porque el incumplimiento de las normas canónicas anula tales actos jurídicos y eclesiásticos.

Después de todo, si las consecuentes deficiencias o ambigüedades de la Declaratio de Benedicto XVI se hubieran enumerado públicamente en un esfuerzo transparente por aclarar su objetivo, Benedicto XVI podría haber respondido fácilmente emitiendo una simple e inequívoca renuncia al papado, libre de errores, que cumpliera los requisitos del derecho canónico.  Pero eso nunca ocurrió.

Aunque varios cánones se refieren a nuestra incómoda e imposible situación canónica de "dos papas", el más importante es el canon 332§2, que detalla explícitamente lo que se requiere para una renuncia papal válida. Dice así:

Si sucede que el Romano Pontífice renuncia a su cargo, se requiere para su validez que la renuncia se haga libre y debidamente manifestada, pero no que sea aceptada por nadie.

El principal problema es que el Romano Pontífice Benedicto XVI no renunció al cargo en sí -munus en latín- sino a un conjunto de funciones o ministerio (ministerium en latín) que se puede ejercer en virtud de ostentar un cargo específico en primer lugar. El texto latino de la Declaratio, hay que subrayarlo, es la versión vinculante. Independientemente de que su Declaratio haya sido compuesta y pronunciada con una imprecisión displicente (lo que parece improbable dada su naturaleza consecuente, su historial de erudición y su aversión a la chapuza), su análisis está más que justificado.

Como mínimo, el uso de una palabra latina en lugar de otra para el objeto al que renuncia puede dar lugar a varias interpretaciones. Donde la interpretación es posible y la aclaración es necesaria, hay duda; donde hay duda, no puede haber la manifestación clara y propia del acto jurídico en cuestión. Ergo, tenemos una renuncia papal inválida.  

Algunos han afirmado que los términos latinos munus y ministerium son lo suficientemente cercanos, si no intercambiables, para que el significado sea claro: Benedicto XVI básicamente pretendía dejar de ser el Papa. Esto es muy discutido; mi entendimiento es que el derecho canónico distingue decisivamente entre estos dos términos; que en ninguna parte el término ministerium corresponde a la dignidad, cargo u oficio denotado por el término munus; y que el significado apropiado y preciso de las palabras debe informar nuestra comprensión del derecho eclesiástico y los actos jurídicos relacionados.  

Esto no quiere decir necesariamente que la palabra específica munus deba incluirse en una renuncia papal válida, sino que debe renunciarse a algo inequívocamente sinónimo de oficio/munus, como el papado, el cargo, el romano pontífice, el título de soberano o el pontificado. El término ministerium simplemente no significa una equivalencia ontológica con la dignidad soberana del propio Papado; renunciar a él, por tanto, no significa que Benedicto XVI deje de ser el Papa.

Hay otras objeciones comunes a la opinión de que Bergoglio es un antipapa, como la afirmación de que Benedicto XVI ha declarado, a posteriori, que Francisco es el Papa.  Mi opinión es que nunca ha hecho eso.  Lo que ha hecho es decir vagamente que "el Papa es uno", sin especificar nunca quién es ese uno.  Mientras tanto, sigue vistiendo y bendiciendo como corresponde al Papa solo, mientras sigue residiendo en el Vaticano; todo mientras nunca ha dicho claramente que Bergoglio es el único Papa. Curioso, ¿no cree?




Otra objeción típica es la siguiente: la angustia por el hecho de que Bergoglio se burle sistemáticamente de la creencia católica tradicional, la ortopraxis y la realidad metafísica ha llevado a algunos católicos a fabricar una hipótesis enrevesada sobre la Declaratio de Benedicto XVI para que todo lo que haya hecho Bergoglio no tenga ningún valor. En otras palabras, han inventado un pretexto para despachar con quien consideran un Papa errante.

Pero eso también evade la cuestión central: ¿cómo se ajusta lo que dice realmente la Declaratio de Benedicto XVI al derecho canónico vinculante?

No es que los escépticos de la legitimidad de Bergoglio desconozcan el hecho histórico de que en ocasiones ha habido Papas válidos pero corruptos. La inconducta no es una prueba de invalidez, que sólo puede encontrarse en el incumplimiento de los decretos del derecho canónico.   

Intelectuales de alto calibre cuyo trabajo respeto se encuentran entre los que descartan la tesis de que Benedicto XVI siga siendo el Papa. Tal vez haya algo que no he tenido en cuenta, pero hasta la fecha no he encontrado ninguna refutación adecuada a la afirmación específica de que Benedicto XVI no cumplió lo que exige el derecho canónico para una renuncia válida al cargo papal.

También ha surgido una especie de división entre los que están convencidos, con razón, de que Bergoglio es un antipapa.  En un bando están los que consideran que Benedicto XVI cometió un "error sustancial" en su Declaratio, porque pretendía conservar una parte del papado y, al mismo tiempo, incorporar a un papa sucesor que se hiciera cargo de las funciones administrativas y de gobierno prácticas y cotidianas de la Iglesia universal.

En otras palabras, pensó erróneamente que podía bifurcar o ampliar el papado, transformándolo de un cargo divinamente instituido, otorgado individualmente a San Pedro y a todos sus sucesores individuales, a una entidad unificadora de autoridad similar pero más colegiada.

El canon relevante para este punto de vista es el 188, que dice:

Una renuncia hecha por miedo grave que se inflige injustamente o por malicia, error sustancial o simonía es inválida por la propia ley.

Independientemente de que Benedicto XVI haya tenido la audaz intención de introducir una arruga inédita e inadmisible en la naturaleza del papado, también puede decirse que el hecho de no haber tenido en cuenta la distinción entre la renuncia al cargo mismo y los ministerios o actividades que emanan de dicho cargo constituye un error sustancial invalidante.

En otro bando están los que sostienen que Benedicto XVI no intentó erróneamente pluralizar el papado, sino que específica e intencionadamente no renunció al munus porque tenía la intención de seguir siendo Papa.  Entonces, ¿por qué esa táctica? 

Lo hizo porque sintió que ya no podía funcionar adecuadamente como Papa a causa de la oposición generalizada dentro de la propia Iglesia. Esencialmente se le impedía gobernar de acuerdo con su cargo de la manera que consideraba adecuada.  (El canon 412 delinea los criterios de una sede impedida).

Al hacerse a un lado de la manera en que lo hizo, juzgó que sus indignos y subversivos adversarios probablemente aprovecharían la oportunidad de tomar el poder; sus nefastas maneras serían eventualmente expuestas, acelerando así una muy necesaria purificación de la Iglesia.

Menuda intriga. Puedo entender que cualquiera que considere esta posibilidad por primera vez se muestre incrédulo. Pero esto no es una película o una novela; ojalá la infiltración generalizada y hostil de la Iglesia -la podredumbre incluso en sus niveles más altos- fuera ficticia.

Uno se estremece al reflexionar sobre la depravación que se ha acumulado contra Benedicto XVI, quien mencionó explícitamente su "miedo a los lobos" al asumir el papado.  Así que su maniobra puede haber sido un acto de inspiración a propósito nacido de la desesperación.

Ambas interpretaciones, sinceramente sostenidas por sus defensores, son producto de una intensa investigación; ambas son suposiciones razonables, lo suficientemente plausibles, al menos a primera vista, como para que no puedan descartarse sin más.

En cierto sentido, ambas explicaciones no pueden ser correctas porque ofrecen análisis contradictorios sobre la motivación de Benedicto XVI para hacer lo que hizo, una cuestión muy importante que espera una respuesta a su debido tiempo. Y sin embargo, ambas tienen razón en lo que más importa: sea cual sea su motivación o intención, Benedicto XVI no renunció al papado de acuerdo con el Derecho Canónico, y por lo tanto Bergoglio es un antipapa y todo lo que ha hecho no tiene ningún peso porque nunca ha ostentado el munus papal.

Las implicaciones son enormes de cara al futuro, y no sólo para los católicos. Si la situación no se rectifica, el próximo cónclave (independientemente de quién muera primero) se constituiría de forma inválida, por lo que tendríamos otro antipapa, al que sucederían otros antipapas más -que, como Bergoglio, probablemente no ofrecerían una resistencia moral y espiritual contundente e indispensable a las diversas agendas inhumanas que amenazan nuestro horizonte.



Aunque al principio era un poco reacio a investigar este asunto, me encontré en paz con mi conclusión. Sin duda, es una situación angustiosa y grave.  Pero también proporcionó una clave interpretativa para muchas otras cosas que se están desarrollando a nuestro alrededor - principalmente los cierres. El cierre sin precedentes de las iglesias.  ¡El "Papa" canceló la Pascua! Un Papa nunca hace eso.

Casualmente llegué a mi conclusión sobre Bergoglio a finales de 2019 - unos pocos meses antes de que la operación corona se iniciara en marzo de 2020 durante esas dos semanas que van a cumplir dos años y medio.

La comprensión de que algo estaba radicalmente fuera de lugar dentro de la propia Iglesia, aunque obviamente preocupante, me ayudó, de una manera que no puedo describir adecuadamente, cuando las iglesias se cerraron. También me ayudó a percibir y a prepararme para el torrente de mentiras, corrupción y opresión que impulsó y perpetuó los daños provocados por una "pandemia" inventada.

La historia proporciona otra medida de paz: dos santos contemporáneos, ambos dominicos, tenían opiniones opuestas sobre quién era el Papa legítimo hace más de 600 años. Resulta que Santa Catalina de Siena tenía razón todo el tiempo, y durante décadas el gran San Vicente Ferrer se alineó con un antipapa.  Él no lo sabía, por supuesto. Había sido engañado por un cardenal que también se convirtió en antipapa durante un tiempo. Pero una vez que se dio cuenta de la verdad, cambió rápidamente su lealtad. Esto es una prueba -y una esperanza hoy en día- de que las personas de fe y buena voluntad pueden vivir vidas santas y productivas incluso si tienen opiniones diferentes.

No ha habido un antipapa en siglos, así que no es que este asunto esté en el radar de la mayoría de la gente.  La gente está en tantos lugares diferentes espiritual e intelectualmente, con diferentes disposiciones, lidiando con las presiones de la vida diaria.  Se necesita un poco de tiempo para asimilar todo esto. 

Sin embargo, es correcto y justo que los católicos se enfrenten a la evidencia de que Bergolio es un antipapa. Los hechos y los argumentos están ahí, y el caso es bastante sólido, a prueba de tontos, en mi humilde opinión.  No se trata de un juicio personal arbitrario o impulsado por una agenda, sino del resultado de una lectura sincera y de la aplicación diligente del derecho canónico pertinente, que es el único que dicta el veredicto.


-Matthew Hanley es el autor de Determining Death by Neurological Criteria: Current Practice and Ethics.

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