martes, 12 de febrero de 2019

Bergoglio aprobó una parodia sacrílega de la Anunciación y de Pentecostés en la JMJ 2019. Una puesta en escena de sus creencias heréticas que atacan los dogmas marianos


La Anunciación de Fra Angélico nos pone ante la escena sagrada

Un espectáculo que puede calificarse de sacrilegio se realizó en presencia del Papa Francisco el 27 de enero, durante la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá (JMJ) .[1]
Los actores ridiculizan el misterio de la Anunciación y tratan a Nuestra Señora con la mayor irreverencia.
Sin embargo, al final del musical, el Papa aplaudió y dio su aprobación levantando el pulgar (9:33 minutos del video) hacia arriba. [2]

Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar." -Génesis 3:15
La Virgen Santísima se presenta como “una joven normal, una joven de hoy”, como lo dijo recientemente el Papa Francisco.[3] Así, la mujer que interpreta a Nuestra Señora usa zapatillas de deporte, pantalones ajustados y una camiseta holgada de color azul claro. Su cabeza está descubierta y su teléfono celular está a la vista.
Por su parte, el “ángel Gabriel” es interpretado por un joven con pantalones blancos, una camisa y un sombrero blanco, luciendo un par de pequeñas alas en su espalda.
En una parodia de la Anunciación, el “ángel” le dice a “María” que se convertirá en madre por la obra del Espíritu Santo. Ella se muestra nerviosa, casi histérica, y dice que aún no está casada con José, no está lista, tiene que ir a la universidad, tiene miedo, etc.
El “ángel” trata de convencerla y le dice que debería regocijarse. Cada vez más nerviosa, ella responde que no puede regocijarse: “¿Qué dirá José? ¿Qué pensará su madre cuando se entere? “¿Y los vecinos? “
Entonces la mujer comienza a cantar, en estilo de rap, que tiene miedo, se siente despreparada, y otras cosas. El “ángel” la toma por las manos, diciendo que ella es la elegida y ambos comienzan a bailar. Otras “ángeles” bailarinas descalzas entran girando, con ropas flotantes reveladoras. Luego, “Gabriel” se pone unas gafas estilo carnaval.
Las otras “ángeles” bailarines hacen lo mismo y bailan alrededor, cantando letras que se parecen palabras de las Escrituras. “María” insiste en que tiene miedo, pero luego comienza a cantar las palabras del Evangelio, siempre en ritmo pop: “Hágase tu voluntad”.
Luego, en medio de risas, levanta el teléfono celular y se toma una selfie con “Gabriel”.




Otras dos mujeres suben al escenario y comienzan a decir que el resto de la historia es bien conocido: que Jesús vino y nos dio sus enseñanzas, etc.
Luego, un equipo de fútbol aparece en el escenario representando a los doce Apóstoles, y comienzan a proclamar y cantar que tienen miedo de evangelizar porque serán perseguidos.
Aparece un grupo de “policías” y los “apóstoles” huyen. Los “policías” comienzan a cantar y bailar locamente y luego se van.
Los “Apóstoles” regresan al escenario y comienzan a cantar y bailar en coreografía, repitiendo siempre: “Tengo miedo”.
Después de algún tiempo bailando y cantando, “María” se acerca a ellos, los toma de las manos, los toca y dice que ya ha hablado con “Gabriel” y que todo funcionará.
Luego se oye una voz fuerte a través de altavoces, diciendo: “Recibe el Espíritu Santo, no tengas miedo, regocíjate e id a evangelizar”. Todos se arrodillan, se levantan y comienzan a cantar junto con los bailarines “ángeles” y el “ángel” Gabriel. Una danza loca comienza una canción, en la que participa “María”.
Cuando termina la parodia sacrílega de la Anunciación y Pentecostés, el Papa hace un gesto de aprobación entusiasta. Luego se levanta y saluda efusivamente a los dos actores principales.
La presencia del Papa en una presentación sacrílega sobre la Madre de Dios y, por extensión, sobre el Verbo Encarnado, es extremadamente grave, sobre todo porque al final le dio su apoyo decisivo.
Una puesta en escena de la Doctrina de Francisco
Esta puesta en escena en la JMJ de Panamá parece ilustrar la doctrina de Francisco sobre la Santísima Virgen María.
Efectivamente, el Papa Francisco ha hecho declaraciones sobre María Santísima que contradicen todo lo que veneramos y encontramos en los Evangelios, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, y en el sentido de los fieles. Recientemente señaló que María “no nació santa”, negando así implícitamente el dogma de la Inmaculada Concepción.[4]
Francisco resume su doctrina sobre Nuestra Señora en su libro entrevista, de la que el diario italiano Corriere della Sera publicó algunos extractos. Él dice que la Santísima Virgen María fue:
“[Una] joven normal, una joven de hoy… normal, normalmente educada, dispuesta a casarse, a tener una familia. … Luego, después de concebir a Jesús, [ella] era todavía una mujer normal. … Nada fue excepcional en su vida, [ella era] una madre normal: incluso en su matrimonio virginal, casta en ese marco de virginidad, María era normal. Ella trabajó, fue de compras, ayudó a su Hijo y auxilió a su esposo. Normal”. [5]
El hecho de que Francisco trate los temas más delicados y complejos de una manera simplista y confusa no elimina, sino que aumenta, el daño que sus declaraciones infligen a las almas, como las que se refieren a Nuestra Señora.
Su manera confusa, improvisada y contradictoria de hablar es incompatible con la enseñanza verdadera, clara y lógica de la Iglesia y con la misión del Papa de confirmar a sus hermanos en la fe. [6]
“La Dignidad Real Suprema de la Madre de Dios”
Nada es más querido para un corazón católico que el honor de la Madre de Dios, la Amada Hija del Padre Eterno, la admirable Madre de Dios Hijo y la Fidelísima Esposa del Espíritu Santo.
Al expresar nuestra indignación por la ofensa hecha a nuestra Santísima Madre en esta parodia teatral de la Anunciación y Pentecostés, organizada ante el Sumo Pontífice y que recibió su apoyo, sugerimos a todos que realicen actos de reparación por este evento.
Y cerramos estas breves consideraciones citando un extracto de la encíclica Ad Caeli Reginam, del 11 de octubre de 1954, en la que Pío XII establece la fiesta del Realeza de la Santísima Virgen María:
“Desde los primeros tiempos los cristianos han creído, y no sin razón, que ella, de quien nació el Hijo del Altísimo, recibió privilegios de gracia sobre todos los demás seres creados por Dios. … Y cuando los cristianos reflexionaron sobre la conexión íntima que se obtiene entre una madre y un hijo, reconocieron fácilmente la suprema dignidad real de la Madre de Dios”[7]
TFP ‒  Luiz Sérgio Solimeo (Traducción nuestra) ‒ 3 de febrero de 2019
Notas

Footnotes

  1. “El sacrilegio es en general la violación o el tratamiento injurioso de un objeto sagrado. En un sentido menos apropiado, cualquier trasgresión contra la virtud de la religión sería un sacrilegio”.-J. Delany, s.v. “Sacrilege,” The Catholic Encyclopedia, (New York: Robert Appleton Company, 1912), “Sacrilege is in general the violation or injurious treatment of a sacred object. In a less proper sense any transgression against the virtue of religion would be a sacrilege.” J. Delany, s.v. “Sacrilege,” The Catholic Encyclopedia, (New York: Robert Appleton Company, 1912), http://www.newadvent.org/cathen/13321a.htm.
  2. Vatican web site beginning at 26:42 minutes, http://w2.vatican.va/content/francesco/it/events/event.dir.html/content/vaticanevents/it/2019/1/27/volontari-gmg.html; or on YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=PqMAmHuufLI.
  3. Papa Francesco: “La Chiesa è popolo, l’élite il peccato,” Corriere della Sera, Oct. 7, 2018, https://www.corriere.it/cronache/18_ottobre_07/papa-francesco-chiesa-popolo-elite-peccato-2ab8a8ce-ca64-11e8-8417-701d201b7018.shtml. Ver también, Luiz Sérgio Solimeo, Papa Francisco: el “pecado de la élite” y la nueva mariología igualitaria ‒ “https://www.accionfamilia.org/crisis-de-la-iglesia/papa-francisco-pecado-elite-nueva-mariologia-igualitaria/”
  4. El 21 de diciembre de 2018, el Papa declare a los empleados del Vaticano: “Y me diréis vosotros: ¡Anda, claro! ¡Son la Virgen y San José! Sí, pero no pensemos que haya sido fácil para ellos: los santos no nacen, se hacen, y esto vale también para ellos.” On December 21, 2018, the Pope stated to Vatican employees: “Our Lady and Saint Joseph! Yes, but let us not think it was easy for them: saints are not born, they become thus, and this is true for them too.” http://w2.vatican.va/content/francesco/en/speeches/2018/december/documents/papa-francesco_20181221_dipendenti-vaticani.html.
  5. Papa Francesco: “La Chiesa è popolo, l’élite il peccato,” Corriere della Sera, Oct. 7, 2018, https://www.corriere.it/cronache/18_ottobre_07/papa-francesco-chiesa-popolo-elite-peccato-2ab8a8ce-ca64-11e8-8417-701d201b7018.shtml. See also, Luiz Sérgio Solimeo, “Pope Francis’s ‘Sin of the Elite’ and New, Egalitarian Mariology,” Oct. 29, 2018, http://www.tfp.org/pope-franciss-sin-of-the-elite-and-new-egalitarian-mariology/.
  6. “Confirma a tus hermanos en la fe” (S. Lc. 22:32)
  7. Pío XII, Encíclica Sobre la Realeza de la Santísima Virgen María, no. 8,  Pius XII, Encyclical Proclaiming the Queenship of Mary, no. 8, http://w2.vatican.va/content/pius-xii/en/encyclicals/documents/hf_p-xii_enc_11101954_ad-caeli-reginam.html.
 
Bergoglio ya se había desviado de la fe católica en Argentina donde impunemente profanaba la Casa de Dios.

martes, 5 de febrero de 2019

El pasado mes de agosto los musulmanes quemaron vivos a cuatro de los sacerdotes en la masacre de Etiopía


Infocatólica  

Cuatro de los sacerdotes fueron quemados vivos

El P. Christopher Hartley revela la masacre de sacerdotes y fieles en Etiopía a manos de musulmanes

Por medio de una carta, el misionero Christopher Hartley, ha revelado detalles de los ataques que acabaron con la vida de 15 sacerdotes y 50 fieles en Etiopía el pasado mes de agosto.
Incluso supimos de mujeres que habían sido salvajemente violadas.

(Aleteia) Los primeros días del pasado mes de agosto fueron testigos de la salvaje violencia desatada por las milicias paramilitares Liyu, de religión musulmana, contra los cristianos en la ciudad de Jijiga y la región de la que es capital, Somali, en el sudeste de Etiopía.
En los ataques, perdieron la vida 15 sacerdotes ortodoxos (cuatro de ellos quemados vivos), así como 50 fieles. El trágico balance cuenta además 10 iglesias quemadas o destruidas, así como 20 mil personas desplazadas.
El sacerdote anglo-español Christopher Hartley, misionero en Etiopía, narra ahora en esta estremecedora carta la devastadora persecución que vivió su comunidad.
Era el 4 de agosto de este 2018… y serían más o menos las 9:30 de la mañana… Un día más, un día cualquiera en la vida de la misión. Y sin embargo, sería un día que se recordará para siempre en la misión, como el día de la infamia, en la memoria colectiva de este maltrecho pueblo etíope.
El día había amanecido soleado y abrasador – ¡como siempre! – y ya a esa hora el sol apretaba sobre el caleidoscopio variopinto de las interminables planchas de cinc, de las casuchas apelmazadas y amontonadas sin orden, de las callejuelas de Gode.
Me dirigía al pequeño aeropuerto de nuestra localidad en compañía de un buen amigo sacerdote español, que marchaba de vuelta después de haber compartido con nosotros algunos días la vida de la misión.
Mientras le veía caminar hacia el avión bimotor de Ethiopian Airlines, desde la destartalada terminal de nuestro aeropuerto, – con mucho más de chiringuito que de terminal -, me di la vuelta y de nuevo en mi camioneta, volví a la misión.
Era un día más en la vida de la misión con su entretejido de pequeñas tareas, aparentemente intrascendentes, como puñados de semillitas pequeñas de mostaza que, arrojadas tenazmente hacia el viento, con esperanza terca, nos prometía una fecunda cosecha evangélica para este sufrido pueblo somalí.
Estalla el horror
No llevaría yo en la misión ni cuarenta y cinco minutos, cuando sonó mi teléfono… al principio no lograba entender lo que la chica me decía entre lloros y gritos desesperados. Por fin, descifré que decía: «¡padre, nos van a matar, están apedreando a los cristianos y quemando las casas de los cristianos! ¡Venga a buscarnos, venga a buscarnos!».
Y sin pensarlos dos veces, me fui a la ciudad a buscar a las dos mujeres, trabajadoras de nuestra «caritas diocesana». No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar por el camino, el peligro que correríamos, lo que nos podría pasar…
Llegamos a su pequeña oficina, nos esperaban ambas a la puerta con su petate al hombro, se subieron de un brinco, y regresamos a la misión a toda velocidad. Allí, los demás voluntarios, estaban en la capilla rezando el santo rosario, pidiendo por nuestra seguridad y por la paz.
Veíamos aterrorizados las columnas de humo que se levantaban al cielo desde diferentes puntos de la ciudad, especialmente donde se encontraba la parcela de la iglesia ortodoxa.
Terror en toda la región
Mientras, el teléfono no dejaba de sonar, informándonos de que estos mismos acontecimientos se sucedían en todas las otras ciudades de la región somalí de Etiopía, con especial virulencia en Jijiga, capital de nuestra región.
A media tarde me llamó el obispo, para contarme todo cuanto les había pasado a ellos en Jijiga, mientras bendecían una capilla recientemente edificado, con enorme sacrificio, por el párroco.
Cuando ya anochecía, y debido a las múltiples peticiones de ayuda que nos llegaban del director regional del hospital de Gode, decidimos cargar una buena cantidad de medicinas en las camionetas, y nos fuimos al hospital para colaborar con médicos y enfermeras, en las curas y primeros auxilios de los heridos.
Al volver a la misión, nos encontramos que muchos cristianos –católicos y ortodoxos– habían llegado por sus propios medios hasta nuestra casa pidiendo refugio.
Mientras algunos de nosotros convertíamos las aulas de nuestra escuela en dormitorios en un incesante trasiego de pupitres y escritorios que salían y camas, colchones, almohadas, sábanas que llegaban para convertir las clases en improvisados refugios para estas pobres gentes… Otros se afanaban en la cocina, preparando calderos de comida que ofrecer a nuestros inesperados huéspedes…
Entrada ya la noche, nos fuimos todos a la capilla, expuse el Santísimo Sacramento, Cristo vivo en la Eucaristía y oramos con enorme intensidad, sobrecogidos por una confluencia de emociones hondas, difícilmente traducibles a la pobre palabra humana… miedo, tristeza, fraternidad, incertidumbre, experiencia de Evangelio, angustia… Palabras mil veces escuchadas y pocas veces tomadas en serio: «nadie tiene amor más grandeque el que da la vida…». «No tengáis miedo, yo estoy con vosotros…». «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen…». «Este ha sido puesto para que muchos caigan y se levanten…».
Leímos reposadamente – en inglés, español y amhárico – el capítulo seis de san Juan, lo comentamos entre todos mientras los refugiados compartían entre lágrimas los miedos y las angustias que habían vivido esa mañana…
Odio desencadenado
Mientras cenábamos nos dieron más detalles de como hordas de musulmanes, cegados por el odio y la venganza entraron en las casas de los cristianos, calle por calle, casa por casa, apaleando a hombres y mujeres, moliéndolos a golpes, apedreándoles, propinando machetazos y patadas… los mismo a hombres que mujeres, niños pequeños y ancianos, mientras arrancaban puertas y ventanas, se dedicaban al pillaje, robaban lo que podían y destruían reduciendo a un montón informe de escombros, los pobres enseres de las familias cristianas.
Miles de cristianos corrieron despavoridos. Los que no vinieron a nuestra casa, se escondieron en el perímetro de la iglesia ortodoxa; otro grupo numeroso logró llegar al destacamento militar del ejército federal.
Mientras, bandadas de musulmanes recorrían a modo de patrullas las calles, buscando más cristianos que matar o apalear; más tiendas y negocios de cristianos que destruir, robar y vandalizar
Esa noche del 4 de agosto de 2018, Gode quedó sumido en el terror.
Jamás, en mis once años de misión por estos secarrales africanos, habían visto mis ojos nada igual… Gode, la región somalí, nunca volvería a ser lo mismo.
Al amanecer del día siguiente recorrí sobrecogido las callejuelas de la ciudad, iba sorteando vehículos calcinados, sillas rotas, televisiones destripadas, ropas hechas jirones, piedras por doquier… parecía que al barrio cristiano lo había sacudido un terremoto y en realidad así había sido, un terremoto humano, el terremoto del odio hacia los cristianos.
Traumatizados para siempre
Para siempre quedarán en mi memoria los gritos que por teléfono escuchaba de nuestro pobre enfermero católico, que me pedía que fuese a buscarlo. Para siempre recordaré el dilema que me atenazaba el alma, sin saber yo qué hacer… de un lado, le quería ayudar a toda costa, aún a riesgo de mi vida, por otro lado, pensaba en la responsabilidad que tenía frente a tantas personas de las que yo era responsable; pensaba qué sería de ellas si les faltase la cabeza, el pastor.
Por pura gracia de Dios, nuestro enfermero (omito todos los nombres por motivos de seguridad) consiguió saltar la tapia y ocultarse en la casa de los vecinos mientras una banda de jóvenes musulmanes tiraba abajo la puerta de su habitación a patadas, lo revolvía todo y le robaban todas sus pertenecías de valor. A la mañana siguiente logramos llegar hasta él y le trajimos con nosotros.
Nunca ha vuelto este hombre a ser la misma persona. Como tantos otros cristianos, ha quedado profundamente traumatizado por lo que sus ojos han visto, por la experiencia vivida. Ya no sonríe como antes… sencillamente no es la misma persona.
Me acerqué a la iglesia ortodoxa para interesarme por la situación de los sacerdotes y los cientos de familias que allí se habían refugiado entre el templo y la escuela. Al ir a darle un abrazo al sacerdote, en el instante que le toqué la espalda dio un salto y un grito de dolor. Quedé asombrado y me explicó que los musulmanes que habían asaltado su recinto con la intención de quemar la iglesia hasta sus cimientos, como ya habían hecho en Jijiga, Dehabur, Kebre Deher… le apedrearon y molieron a palos.
Sin pensármelo dos veces, le obligué a subirse a mi camioneta y le llevé al hospital para que le hiciesen un examen general y radiografías. Estaba tan traumatizado y aterrorizado, que no se había atrevido él a ir por su cuenta, por más que le insistieron sus feligreses. Estaba en estado de shock solo de pensar que tenía que salir a la calle y que de nuevo las bandadas de musulmanes le volviesen a atacar.
Regresamos a mi casa él y yo, le dimos de cenar, le facilitamos las medicinas que le habían recetado y una misionera le dio una sesión de fisioterapia; de allí regresamos a su casa… o lo que quedaba de ella…
Eran tantos los refugiados cristianos que se arremolinaban en torno a la iglesia ortodoxa, hambrientos, sedientos, enfermos, asustados, sin nada para pasar la noche más que los jirones de ropa que llevaban puestos que, en nombre de la Iglesia católica, pagamos la comida y el agua de los casi quinientos refugiados. Eran nuestros hermanos… «a Mí me lo hiciste…»
Durante los días en que los refugiados permanecieron con nosotros, tratamos de ayudarles a arreglar sus casas, armados de serruchos, clavos y martillos; compramos los enseres básicos para que pudiesen comenzar de nuevo su vida y les regalamos una compra de comida a cada uno, gracias sobre todo a la generosidad de Cáritas de Toledo.
El grito de las víctimas todavía hoy resuena
Aún me resuenan en los oídos los gritos y llantos de los niños más pequeños, que nos contaban, con su lengua de trapo, cómo los musulmanes les habían golpeado, a ellos y a sus madres, cómo las habían empujado al suelo, dado patadas –arrastraron a sus madres por el suelo tirándolas del pelo y arrancaron violentamente su ropa…–.
Incluso supimos de mujeres que habían sido salvajemente violadas.
Las noticias que nos llegaban de Jijiga eran igualmente terribles. Si bien el gobierno había cortado las comunicaciones por internet y suspendido los vuelos a la región, dejándonos aislados, los teléfonos aún funcionaban. Gracias a ello pude estar en comunicación constante con el obispo, que aún seguía atrapado en Jijiga.
En Jijiga, me contaba el obispo que habían matado a varios sacerdotes y diáconos ortodoxos, quemado las iglesias, desacralizado y profanado los lugares de culto. Nos contaban que habían sido tantos los cristianos asesinados, que las excavadoras cargaban los cadáveres en camiones y los tiraban a las afueras de la ciudad para que se los comieran las hienas…
El obispo, que había ido a Jijiga para el día, hubo de quedarse allí cinco días, hasta que por fin las tropas del ejército federal lograron penetrar el cerco de las fuerzas paramilitares somalíes, logrando abrir un corredor humanitario.
Esta crónica mía de lo sucedido es sobria y breve, os lo aseguro...

La carta apóstata y masónica por la 'fraternidad universal' de Bergoglio firmada con los musulmanes no menciona ni una vez a JESUCRISTO


Judas-Bergoglio con un beso vendió a Cristo a sus enemigos.

Lucas 22:48 Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre.






 Al-Azhar: "Los coptos son libres de marcharse del país si no les agrada nuestra forma de vivir el Islam".

El principal aliado musulmán de Bergoglio enseña públicamente que los musulmanes que se convierten al cristianismo deben ser asesinados








En nombre de Bergoglio, la apóstata anticatólica Eulalia Prieto Enríquez corrompe a jóvenes con la ideología de género con la complicidad del obispo apóstata José Rico Pavés

La apóstata Eulalia Prieto Enríquez apoya su rebelión contra Dios y la moral católica en Bergoglio y sus cómplices para incitar a los jóvene...