Por Acción Familia
Nos ha parecido especialmente útil transcribir este texto de la gran Santa Hildegarda, en este momento en que el igualitarismo -en sus más radicales devaneos- vuelve al discurso de los políticos.
El siglo XX tuvo que sufrir los horrores de la utopía igualitaria encarnada en el comunismo. Hoy vemos renacer los mismos planteamientos, bajo el disfraz de equidad, tolerancia y otros conceptos vagos. Cientos de millones de muertos, sacrificados para construir un mundo que niega el orden natural, fue el precio.
¿Volveremos a permitir que se instale nuevamente esta ideología con su secuela de crímenes?
* * *
San Bernardo, su contemporáneo, dijo de ella: “No se puede consentir que tan esplendido lucero permanezca oculto bajo el celemín”.
Preguntada por qué sólo admitía en su convento damas de alto linaje, cuando el Señor se rodeaba de gente humilde, escribió Santa Hildegarda:
”Dios vela junto a cada hombre para que las clases bajas nunca se eleven sobre las altas, como hicieran otrora Satanás y el primer hombre, que quisieron exaltarse encima de su propio estado.
”Y, ¿quién hay que guarde en un solo establo todo su rebaño, bueyes y burros, ovejas y carneros? Por eso debemos velar para que el pueblo no se presente todo mezclado en un solo rebaño…
”De otro modo se producirá una horrorosa depravación de las costumbres y todos se dilacerarían mutuamente, llevados por el odio recíproco, al ver como las clases altas se rebajan al nivel de las clases bajas, y éstas se alzan hasta la altura de aquellas.
”Dios divide su pueblo sobre la Tierra en diferentes clases, tal como en el Cielo clasifica sus ángeles en diversos grupos. Sin embargo, Dios los ama a todos igualmente”.
(Migne, Ser. lta., tomo 197, col. 336 – apud. J.Bühler, “Vida y cultura en la Edad Media”, Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1957, p.104)
Sobre la biografía de SANTA HILDEGARDA
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