sábado, 11 de agosto de 2018

Indignación por el respaldo de Bergoglio a Lula da Silva

“Francisco aparece no sólo respaldando a un exmandatario condenado por corrupción sino que avalando los cuestionamientos a las decisiones autónomas del sistema judicial de un tercer país”, editorial de La Tercera

Blasfemia: Bergoglio compara a Lula da Silva con Jesucristo



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La, para muchos, extraña alineación de Su Santidad con la izquierda radical hace perder la paciencia a muchos, y mientras en Italia pierde popularidad por los constantes ataques de su entorno contra Salvini, en Chile, aún no recuperado del masivo escándalo de abusos clericales homosexuales, se indignan con el aparente espaldarazo papal al ex mandatario brasileño Lula da Silva, condenado por corrupción.

Su Santidad envió hace unos días una cariñosa carta de puño y letra al ex presidente brasileño Lula da Silva, en la cárcel por corrupción, en la que le recuerda que muchos buenos han sido perseguidos -empezando por el propio Cristo-, pidiéndole oraciones y asegurándole que “la verdad saldrá a la luz”.

 Este privilegiado tratamiento contrasta no solo con el silencio con que responde a algunos de sus hermanos cardenales, sino también con la lluvia de críticas desaforadas que no amaina contra el ministro italiano Matteo Salvini y su gobierno por parte de miembros de la Curia y la Conferencia Episcopal Italiana. Siendo los votantes de la Liga de Salvini mayoritariamente católicos, los ataques -que han llegado hasta a asociarle con Satanás en la revista Famiglia Cristiana- no han sentado bien entre los fieles, entre quienes la popularidad del Papa cae en picado.
Por lo demás, en un momento en que el ex mandatario encarcelado sopesa volver a presentarse a las elecciones, muchos sospechan en el gesto de Su Santidad motivaciones políticas inmediatas. Entre estos, el diario chileno La Tercera, que ha dedicado al asunto un editorial, ‘El Papa, Lula y la reunión en Santa Marta’. “Francisco aparece no sólo respaldando a un exmandatario condenado por corrupción sino avalando los cuestionamientos a las decisiones autónomas del sistema judicial de un tercer país”, se lee en el editorial.
Cuando, en el inicio de su pontificado, se definió de izquierdas en su primera gran entrevista concedida al jesuita Spadaro, dio ya indicios de que la ideología política iba a tener un especial peso en su pontificado, y desde entonces ha dado buena prueba de ellos. Famoso por la expresividad de su lenguaje corporal, es fácil ver qué líderes internacionales suscitan especialmente sus simpatías, desde Evo Morales hasta el difunto Fidel Castro, ninguno de los cuales será recordado con cariño por sus compatriotas católicos.
“Nadie puede cuestionar el legítimo derecho del Papa en su calidad de líder religioso de entregar apoyo espiritual a quien estime conveniente o incluso a quien ha sido condenado por algún delito”, sostiene el editorialista de La Tercera. “Pero el Pontífice tampoco puede obviar su calidad de jefe de Estado y los efectos políticos de sus actos. Si bien en este caso no hubo una declaración oficial del Vaticano ni se informó de un apoyo explícito del Papa al expresidente, es evidente que la reunión en sí misma [se refiere a una reunión con políticos latinoamericanos en Santa Marta para tratar el futuro de Lula] y la rapidez con que fue concedida -se solicitó solo “días antes”, según uno de los asistentes- entregan una señal preocupante, porque Francisco aparece no sólo respaldando a un exmandatario condenado por corrupción sino avalando los cuestionamientos a las decisiones autónomas del sistema judicial de un tercer país”.
Tras la reunión, el Papa hizo, como suele, referencias oblicuas e hiperbólicas a ‘golpes de Estado’ que debieron de sentar como un tiro en Brasil. “En la vida civil, en la vida política, cuando se quiere hacer un golpe de estado los medios comienzan a hablar mal de la gente, de los dirigentes y (…) los ensucian”, clamó entonces Su Santidad. “Después entra la justicia, los condena y, al final, se da el golpe de Estado”.
La Tercera llama la atención sobre la gravedad de esas palabras, unidas a la citada reunión y agravadas por la carta recientemente hecha pública. Añade el editorial: “El encuentro entrega, además, una señal preocupante y contradictoria frente a la corrupción, un delito por el cual fue condenado Lula y que el Papa calificó en su reciente viaje a Perú como un “un virus social” que corrompe la democracia y cuyo combate “exige el compromiso de todos”.




“Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará.”

― Aristóteles

El tirano debe revestirse con una apariencia de devoción
extraordinaria a la religión. Los súbditos son menos aprehensivos ante un tratamiento ilegal proveniente de un gobernante a quien consideran piadoso y respetuoso de la divinidad. Al mismo tiempo, se rebelan menos fácilmente contra él, creyendo que tiene a los dioses de su lado.
Aristóteles


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