Juan
6:14 Aquellos hombres, cuando vieron el milagro que había hecho Jesús,
decían: «Este es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo.
Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino:
San Jerónimo
Con la partición de los panes, hizo el Señor una porción de comida, porque si hubieran estado enteros, y no los hubiera partido en pedazos, ni los hubiera multiplicado en tantísima abundancia, no hubiera podido alimentar a una multitud tan grande. Mas las gentes reciben del Señor, por manos de los Apóstoles, los alimentos; y por esta razón sigue: "Y los dio a los discípulos".
San Jerónimo
Cada uno de los Apóstoles llenó un cesto con las sobras que quedaron del milagro del Salvador, con el objeto de hacer ver por las sobras, que realmente eran panes los que fueron multiplicados.
San Jerónimo
Los panes eran cinco y los convidados cinco mil. Por eso sigue: "Y el número de los que comieron fue cinco mil, sin contar las mujeres y los niños".
San Jerónimo
Todas estas cosas están llenas de misterios. El Señor hizo este milagro, no por la mañana ni al mediodía, sino por la tarde, cuando murió el sol de justicia.
San Jerónimo
El incita a los apóstoles a que partan el pan, a fin de hacer más patente a aquellos que atestiguaban que no tenían qué comer, la grandeza del milagro.
San Juan Crisóstomo: Y los panes y los peces aumentaban en las manos de los discípulos. Por eso sigue: "Y comieron todos", etc. Mas no consistió sólo en esto el milagro, sino que hizo que sobraran no panes, sino pedazos de pan, a fin de hacer ver que estos restos eran de los panes, que debían anunciar a los ausentes la realidad del milagro y convencer a todos de que no era una quimera este prodigio. Por eso sigue: "Y alzaron las sobras, doce cestos llenos de pedazos".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 49,3
E hizo que sobraran doce cestos, para que Judas se llevase también el suyo. Entregó los fragmentos sobrantes a los discípulos y no a las gentes, porque las disposiciones de éstas eran aun más imperfectas que las de los discípulos.
San Jerónimo
Los panes eran cinco y los convidados cinco mil. Por eso sigue: "Y el número de los que comieron fue cinco mil, sin contar las mujeres y los niños".
Crisóstomo, ut supra
Creo, en verdad, que el Apóstol no dijo esto sin algún fin, porque había oído el milagro que Eliseo había hecho con los panes de cebada, pues alimentó a cien hombres con veinte panes ( 2Re 4). Se levantó mentalmente a algo más elevado, pero no pudo llegar a la cumbre, lo cual se manifiesta por lo que sigue: "¿Mas qué es esto para tanta gente?" Creía, por lo tanto, que de pocos había de hacer pocos y de muchos muchos, el que hacía milagros, pero esto no era verdad. De igual manera le era fácil alimentar a las multitudes, ya fuera de pocos, ya de muchos (porque El no necesitaba de una materia limitada). Y para que no pareciese que las criaturas eran ajenas a su poder, utiliza las cosas creadas para hacer milagros.
Teofilacto
Confúndanse los maniqueos, que dicen que los panes y todas las demás cosas por el estilo han sido creadas por el dios malo, porque el Hijo del Dios bueno, Jesucristo, multiplicó los panes. Mas si las criaturas fuesen malas, el Bueno nunca hubiese multiplicado las cosas malas.
San Hilario De Trin., 1, 3
Se le ofrecen, pues, cinco panes a la multitud y se le distribuyen. Pero se observa que se aumentan los pedazos en las manos de los que los distribuyen. No se hacían más pequeños porque los partían, sino que siempre los pedazos llenaban las manos de los que estaban distribuyendo. Ni los sentidos, ni la vista podían seguir la marcha de aquello que sucedía. Es lo que no era, se ve lo que no se comprende y sólo queda de creer que Dios puede hacer todas las cosas.
San Agustín In Ioannem tract., 24.
Como multiplica las plantas por medio de unas pocas semillas, también multiplicó los cinco panes en las manos de los que los distribuían. El poder estaba en las manos de Jesucristo. Multiplicó aquellos cinco panes que eran como las semillas no arrojadas a la tierra, sino multiplicadas por Aquél que hizo la misma tierra.
Crisóstomo, ut supra
Véase en esto cuán grande es la diferencia que hay entre el siervo y el Señor. Porque los profetas, como tenían la gracia limitada, hacían milagros sujetos a estos límites. Mas Jesucristo, como obraba con poder absoluto, hacía todas las cosas con gran superabundancia. De donde sigue: "Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: recoged los pedazos que han sobrado, que no se pierdan". Esta ostentación, en verdad, no era inútil, antes servía para que no creyesen que los había hecho sufrir una ilusión. Hizo aquel milagro sobre la materia que le estaba sometida. ¿Mas por qué razón no dio a las multitudes los trozos que habían sobrado para que se los llevaran, sino a los discípulos? Porque quería enseñarles de una manera especial, puesto que habían de ser los maestros de todo el mundo. Y yo no sólo admiro la multitud que resultó de estos panes, sino también la exactitud de los trozos que sobraron, porque quiso que en lo sobrante no hubiese ni exceso ni defecto, sino únicamente cuanto quería, a saber: doce canastos, en atención al número de los doce apóstoles.
San Ireneo juzga la interpretación herética del milagro de la multiplicación de los panes y peces que tiene Francisco
El que no está de acuerdo con los evangelistas deprecia a Cristo y se condena
Nosotros no hemos conocido la Economía de nuestra salvación, sino por aquellos a través de los cuales el Evangelio ha llegado hasta nosotros: ellos primero lo proclamaron, después por voluntad de Dios nos lo transmitieron por escrito para que fuese “columna y fundamento” (1Tm 3,15) de nuestra fe. […] Y todos ellos nos han transmitido a un solo Dios Creador del cielo y de la tierra anunciado por la Ley y los profetas, y a un solo Cristo Hijo de Dios. Pero si alguien no está de acuerdo con ellos, desprecia por cierto a quienes han tenido parte con el Señor (He 3,4), desprecia al mismo Cristo Señor y aun al Padre (Lc 10,16), y se condena a sí mismo (Tt 3,11), porque resiste (2Tm 2,25) a su salvación, cosa que hacen todos los herejes. (San Ireneo de Lyon. Contra herejes, III 1,1;1, 2)
Bergoglio niega la Divinidad de Cristo al negar el Milagro de la Multiplicación de los Panes y Peces
San Beda:
Mas las multitudes, cuando vieron el milagro que había hecho el Señor, se admiraban, porque todavía no habían comprendido que Jesús era Dios. Y por eso añade el evangelista: "Aquellos hombres, -como eran carnales, y todo lo entendían en sentido material-, decían: éste es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo".
Alcuino:
Aun no creían con verdadera fe los que llamaban profeta al Señor, porque aun no habían aprendido a llamarle Dios. Mas ya habían adelantado mucho por razón de aquel milagro, puesto que lo designaban con el nombre de profeta, pero distinguiéndolo de los demás profetas. Sabían, por tanto, en aquel pueblo que los profetas habían hecho milagros en algunas ocasiones y no se equivocan cuando le llaman profeta, porque el mismo Señor se llamaba así cuando decía ( Lc 13): "Porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén".
El apostata Jorge Mario Bergoglio contradice a Jesucristo.
El que se opone a Cristo es el AntiCristo. Bergoglio habla por boca del Anticristo.
Al Negar este Milagro Bergoglio ataca el Sacramento de la Eucaristía.
La negación de este Milagro significa que Bergoglio Niega la presencia de Cristo en la Eucaristía porque precisamente después de este Milagro fue que los apóstatas abandonaron a Cristo en Juan 6:66 porque rechazaron sus enseñanzas sobre la Eucaristía.
Quien le cree a Bergoglio ha dejado de creerle a Cristo
«El anticristo enseñará que Cristo fue un impostor, y no el verdadero Hijo de Dios». (San Hilario)
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