Gálatas 1:8
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.
1 Corintios 6:9-10 No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que se entregan a la prostitución, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los que roban, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los ladrones.
Francisco llama ´ellas´a travestis prostitutos.
Que una campaña para normalizar la homosexualidad y el travestismo está surgiendo con fuerza desde la Iglesia y del mismo "papado", a una con el mundo, es un hecho.
Dejando aparte, en un reciente pasado, la foto de Bergoglio con los transexuales españoles y más tarde la referencia a la mujer que se cambió de sexo como "él", el cual dijo, que se sentía una víctima de la Iglesia (como siempre) y que después de su encuentro con Francisco ya iba a comulgar, ahora, Bergoglio, acaba de llamar a los ex-prostitutos travestis que rescata la carmelita contemplativa Mónica Astorga, "ellas".
Pero tratarlas como si fueran mujeres, es apoyar la ideología de género: eres lo que sientes que eres y el sexo biológico no debe influir. Concretamente dice Bergoglio: ellas son las leprosas de esta época.
(Frase engañosa, porque, por supuesto, un leproso no elige la enfermedad, y estos señores eligen la prostitución y el cambio de sexo.)
Aquí tenemos todo un despliegue caritativo de estos extraños individuos cuya "teología de la compasión" corre en paralelo con la de Cristo para no encontrarse jamás:
Una monja contemplativa (cuyo sitio parece la clausura y no la vida activa) que acoge, de buena fe, a hombres transexuales que ejercen la prostitución y les procura un oficio.. Hasta aquí maravilloso, aunque la monja reconozca que a veces "ellas" no acaban de dejar la prostitución.
Hay un vídeo que recoge la historia. Aparecen varios travestis acogidos por sor Mónica dando su testimonio. De este vídeo se concluye:
1- Los prostitutos travestidos, en todo momento son llamados por la monja como "ellas".
La monja les mantiene en su género subjetivo, los llama chicas trans, no les habla de que siguen siendo hombres y de que deben reconciliarse con el sexo que Dios les ha dado. Ellos (ya recuperados o casi, de la prostitución) siguen vestidos de mujer. ¿No dijo san Pablo que los afeminados no entrarán en el Reino de los Cielos?
Es más, en el lugar donde habitan estos transexuales, hay una bandera arcoiris.
Un travesti dice que: "Nunca dejé de ser quién quiero ser"
2- Sor Mónica, insiste exageradamente en el papel de grandes víctimas de estos travestis: víctimas de la sociedad, de sus familias, del maltrato, del frío, de la discriminación, de los golpes, hasta de la misma Iglesia. No les quieren alquilar habitaciones, cuando ella pide algo para las chicas trans "me dan lo peor". "Hay que rescatarlas del oscuro entorno violento que padecen"
Uno de los travestís afirma que con HIV no los dejan morir en los hospitales y que vio que el suero que le ponían a otro travesti estaba sucio (??)
Dice la monja: Vienen heridas desde que nacieron (?) "Ellas" son las víctimas que se juegan la vida y cuyos clientes son señores importantes, a algunos los he visto por el convento (de nuevo, católicos hipócritas). Son golpeadas, usadas. Nadie las respeta, son la basura de la sociedad. ¿Por qué son tan odiadas, se pregunta la monja, y sigue: seguro que ellas me abren la puerta del cielo cuando yo llegue
Han sufrido mucho rechazo de la Iglesia, las ha lastimado mucho, (esto lo dice un travesti, pero también la monja).
Sor Mónica dice incoherentemente (ya que le parece bien que un hombre se vista de mujer y se llame a sí misma mujer: es cruel cuando sospechan de mí que tengo una inclinación lésbica. (...)No quería que mi vida fuera (sólo) estar frente el sagrario y rezar. Quiero que mi oración tenga un rostro. (...) Una cosa le falta a los padres (de un transexual prostituto): que la llamen "ella".
Cuando uno de ellos murió, la madre lo llamó Luisito y la monja se encara con ella y lo llama Luisina (o parecido)
Resumiendo : la tal monja hace una abierta apología del transexualismo.
¿Qué opinaría sta Teresa?
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Santa Hildegarda: La homosexualidad es la suprema ofensa contra Dios
Dejando aparte, en un reciente pasado, la foto de Bergoglio con los transexuales españoles y más tarde la referencia a la mujer que se cambió de sexo como "él", el cual dijo, que se sentía una víctima de la Iglesia (como siempre) y que después de su encuentro con Francisco ya iba a comulgar, ahora, Bergoglio, acaba de llamar a los ex-prostitutos travestis que rescata la carmelita contemplativa Mónica Astorga, "ellas".
Pero tratarlas como si fueran mujeres, es apoyar la ideología de género: eres lo que sientes que eres y el sexo biológico no debe influir. Concretamente dice Bergoglio: ellas son las leprosas de esta época.
(Frase engañosa, porque, por supuesto, un leproso no elige la enfermedad, y estos señores eligen la prostitución y el cambio de sexo.)
Aquí tenemos todo un despliegue caritativo de estos extraños individuos cuya "teología de la compasión" corre en paralelo con la de Cristo para no encontrarse jamás:
Una monja contemplativa (cuyo sitio parece la clausura y no la vida activa) que acoge, de buena fe, a hombres transexuales que ejercen la prostitución y les procura un oficio.. Hasta aquí maravilloso, aunque la monja reconozca que a veces "ellas" no acaban de dejar la prostitución.
Hay un vídeo que recoge la historia. Aparecen varios travestis acogidos por sor Mónica dando su testimonio. De este vídeo se concluye:
1- Los prostitutos travestidos, en todo momento son llamados por la monja como "ellas".
La monja les mantiene en su género subjetivo, los llama chicas trans, no les habla de que siguen siendo hombres y de que deben reconciliarse con el sexo que Dios les ha dado. Ellos (ya recuperados o casi, de la prostitución) siguen vestidos de mujer. ¿No dijo san Pablo que los afeminados no entrarán en el Reino de los Cielos?
Es más, en el lugar donde habitan estos transexuales, hay una bandera arcoiris.
Un travesti dice que: "Nunca dejé de ser quién quiero ser"
2- Sor Mónica, insiste exageradamente en el papel de grandes víctimas de estos travestis: víctimas de la sociedad, de sus familias, del maltrato, del frío, de la discriminación, de los golpes, hasta de la misma Iglesia. No les quieren alquilar habitaciones, cuando ella pide algo para las chicas trans "me dan lo peor". "Hay que rescatarlas del oscuro entorno violento que padecen"
Uno de los travestís afirma que con HIV no los dejan morir en los hospitales y que vio que el suero que le ponían a otro travesti estaba sucio (??)
Dice la monja: Vienen heridas desde que nacieron (?) "Ellas" son las víctimas que se juegan la vida y cuyos clientes son señores importantes, a algunos los he visto por el convento (de nuevo, católicos hipócritas). Son golpeadas, usadas. Nadie las respeta, son la basura de la sociedad. ¿Por qué son tan odiadas, se pregunta la monja, y sigue: seguro que ellas me abren la puerta del cielo cuando yo llegue
Han sufrido mucho rechazo de la Iglesia, las ha lastimado mucho, (esto lo dice un travesti, pero también la monja).
Sor Mónica dice incoherentemente (ya que le parece bien que un hombre se vista de mujer y se llame a sí misma mujer: es cruel cuando sospechan de mí que tengo una inclinación lésbica. (...)No quería que mi vida fuera (sólo) estar frente el sagrario y rezar. Quiero que mi oración tenga un rostro. (...) Una cosa le falta a los padres (de un transexual prostituto): que la llamen "ella".
Cuando uno de ellos murió, la madre lo llamó Luisito y la monja se encara con ella y lo llama Luisina (o parecido)
Resumiendo : la tal monja hace una abierta apología del transexualismo.
¿Qué opinaría sta Teresa?
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Santa Hildegarda: La homosexualidad es la suprema ofensa contra Dios
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